| Introducción La  infección del tracto urinario (ITU) se define como la colonización, invasión, y  proliferación bacteriana del tracto urinario, puede comprometer desde la vejiga  (cistitis o ITU baja), hasta el parénquima renal, ITU alta o Pielonefritis  aguda (PNA), asociado a leucocituria y sintomatología clínica variable.(1)  Es  una de las infecciones bacterianas más frecuentes en la edad pediátrica. Su  prevalencia se ha descrito en un 7% de los menores de 2 años con fiebre sin  foco.(2) A menor edad, los  síntomas suelen ser más vagos y el examen físico inespecífico, siendo la  fiebre, como síntoma único, la forma de presentación más común en lactantes.(3)   La  mayoría de las infecciones son causadas por Escherichia coli (>75%),  aunque en el primer año de vida otras enterobacterias son más frecuentes que a  mayor edad.(4)  El  tratamiento antibiótico puede ser administrado vía oral o parenteral,  dependiendo de la edad y condiciones clínicas asociadas. La  indicación de hospitalización está restringida a niños con riesgo de  bacteriemia, mala tolerancia oral o que no puedan manejarse correctamente de  manera ambulatoria.(1)  La  elección del tratamiento dependerá de la resistencia local. La resistencia  antibiótica de las enterobacterias ha mostrado un aumento persistente en los últimos 15 años.(5) El 2019  los agentes causantes de ITU en nuestra Unidad de Emergencia Hospitalaria (UEH)  presentaron una sensibilidad de un 50% a las cefalosporinas de primera  generación y menos de un 70% de sensibilidad al cotrimoxazol, por lo que estos  antibióticos ya no son considerados una alternativa válida como tratamiento  empírico de la PNA.  Como  alternativas de tratamiento en pacientes ambulatorios se encuentran las  cefalosporinas de segunda o tercera generación vía oral y la amikacina o  ceftriaxona endovenosas. Sin embargo, se  debe considerar también la creciente  resistencia a través de Beta-lactamasas de espectro extendido (BLEE) descrita cada  vez más frecuente en niños.(6)  Se  recomienda reevaluar a todo paciente 48 horas luego del inicio de antibióticos,  para además de vigilar la evolución clínica, realizar ajuste antibiótico según  antibiograma.(1)  En  nuestro medio se encuentra como alternativa de manejo el uso de amikacina  endovenosa, aminoglucósido ampliamente disponible, con índices bajos de  resistencia microbiana y de bajo costo pero con el inconveniente que requiere monitorización de función renal y medición de  niveles en sangre en caso de tratamientos prolongados debido a su  nefrotoxicidad.(7) Para el manejo ambulatorio vía oral, el  tratamiento de elección, las cefalosporinas de segunda y tercera generación,  tienen el inconveniente de poseer un alto costo e inducir mayor resistencia en  la microbiota bacteriana .  Un estudio prospectivo realizado  entre 2003 y 2005 en el Hospital Dr. Sotero del Rio comparó el tratamiento  hospitalizado de lactantes con ITU febril con el manejo endovenoso ambulatorio realizado en la unidad de emergencia, demostrando  que este último, fue efectivo, seguro y de menor costo.(8)  Teniendo  en cuenta además la escasez de camas pediátricas, sobretodo en períodos de  invierno donde hay un aumento exponencial de consultas y hospitalizaciones por  causa respiratoria, es que surge la  necesidad de un protocolo de manejo, que sea seguro y aplicable a la realidad  de nuestro hospital. El año 2018 en la UEH de nuestro centro se implementa el  protocolo de manejo ambulatorio de ITU febril, que incluye a pacientes entre 3  meses y 2 años de edad, el cual consiste en la  administración diaria de amikacina endovenosa en la UEH con la opción, según  decisión de los tutores, de mantener la vía  venosa periférica en domicilio (evitando múltiples punciones) con posterior  ajuste a antibiótico oral según antibiograma cuando este se encuentre  disponible.  El  objetivo de este estudio es describir las características clínicas, de  laboratorio y microbiológicas de los pacientes que recibieron tratamiento ambulatorio  de ITU febril con amikacina en la UEH del Hospital Dr. Roberto del Río durante  los años 2018 y 2019  y describir además  lo motivos de fracaso de este manejo. Pacientes y Métodos  Estudio  descriptivo, retrospectivo en la UEH del hospital de niños Dr. Roberto del Río.  Se utilizó la base de datos de consultas pediátricas de la UEH, entre el 1 de Enero de 2018 y el 31 de  Diciembre de 2019. Se filtró según edad objetivo, 3 meses y 2 años, y  posteriormente según diagnóstico de egreso principal considerando como posibles  opciones según clasificación CIE 10 los siguientes: Infección de vías urinarias  (N39.0), Disuria (R30.0) y Pielonefritis  crónica (N11.1). Se registraron las características clínicas, de laboratorio y  microbiológicas de los pacientes a través de revisión de datos de atención de  urgencia (DAU), exámenes de laboratorio y urocultivos, atenciones en policlínico de pediatría del hospital y/o  Epicrisis. Para determinar la presencia de molestias urinarias se  consideraron conductas como tocarse el pañal o  genitales frecuentemente y/o quejido o llanto al orinar referidas por el  acompañante.  Los  criterios de inclusión fueron: fiebre (Temperatura axilar ≥ 38ºC), leucocituria  (10 o más leucocitos/mm3), Urocultivo (UC) positivo definido como ≥ 10.000  ufc/ml en muestras por cateterización  vesical y ≥ 100.000 ufc/ml en muestras tomadas por recolector o “clean catch” (orina  recolectada en la mitad del chorro miccional) y haber recibido tratamiento con  amikacina endovenosa o intramuscular según protocolo. Como criterios de  exclusión se definieron: diagnóstico o inicio  de tratamiento fuera de la UEH, hospitalización al diagnóstico, indicación  médica de antibiótico vía oral desde el diagnóstico y suspensión por indicación  médica del manejo ambulatorio con amikacina ya iniciado. Se definió como  abandono todo paciente que iniciado manejo ambulatorio con amikacina no  completa protocolo hasta ajuste de tratamiento vía oral según antibiograma, y como fracaso a todo paciente  que iniciado tratamiento ambulatorio requiere hospitalización durante su  evolución.  El  análisis estadístico se realizó en Stata 13.1 a través  de frecuencias absolutas y relativas para variables categóricas  y de tendencia central y dispersión para variables cuantitativas, según su  distribución. Para la comparación de variables categóricas se usó Chi cuadrado  y para variables cuantitativas Test de Mann-Whitney y T test, según su  distribución. Resultados  Dentro del  periodo de estudio se encontraron 584 lactantes egresados de la UEH con  diagnóstico de ITU alta. De estos fueron excluidos 129 pacientes, 58 por  presentar UC negativo o no significativo, 29 fueron hospitalizados al  diagnostico (las causas principales para esta conducta fueron el aspecto tóxico  y la presencia de malformaciones de la vía urinaria), en 15 pacientes se indicó  tratamiento antibiótico vía oral desde el diagnóstico (la principal razon fue  la dificultad de acceso al hospital), en 14 casos se diagnosticó o inició  tratamiento fuera de la UEH, en 3 pacientes el protocolo fue suspendido por  decisión medica al considerarlos con baja probabilidad de corresponder a ITU y  en 3 casos el tutor rechazó el tratamiento luego del diagnóstico. De todos los  pacientes que iniciaron manejo según protocolo, 7 abandonaron el tratamiento,  lo que corresponde al 1.53% del total, 4 de ellos recibieron al menos 3 dosis  de amikacina, sin embargo, no acudieron para ajuste a tratamiento via oral, 3  de ellos tienen registrada una única consulta.  Finalmente 455 pacientes fueron  ingresados al estudio. La mediana de edad fue 10,09 meses, con un mínimo de 3 y  máximo de 23,3 meses. El 70,55% fue de sexo femenino. En el 53% (N=242) la  fiebre fue el único sintoma y el 36,5% (N=166) presentaban nitritos positivos  en orina.  Con respecto a la evolución  clínica, 31 pacientes (6,8%) se consideraron como fracaso requiriendo  hospitalización, los otros 424 pacientes (93,2%) fueron considerados como  exitosos ya que completaron el protocolo de tratamiento.  Las características clínicas y de  laboratorio del total de los pacientes y su comparación según evolución se observan  en la Tabla Nº1. Al comparar ambos grupos, éxito y fracaso, solo la diferencia  entre la leucocituria y el porcentaje de segmentados fue estadísticamente  significativo. 
  Del total de la muestra, 24  pacientes no contaban con control de PCR, a 23 no se les solicitó hemograma, 50  no tenían hemocultivos tomados, y a 49 no se le solicitó control de función  renal (creatinina plasmática), todos del grupo exitoso, excepto un paciente  hospitalizado que no registra control de función renal.  Sólo un 1,53% de los pacientes (N=  7) cursaron con una bacteriemia asociada a un bacilo Gram negativo (BGN), todos E.coli, solo 2 de estos pacientes no se hospitalizaron.  En 2 casos se aislaron  estafilococos coagulasa negativos, interpretados como contaminación al recibir el  resultado de la tipificación, uno ya hospitalizado, el otro de manejo  ambulatorio. Un S. pyogenes fue aislado en el hemocultivo de un paciente  cursando con una amigdalitis concomitante al dignóstico de ITU y un hemocultivo  fue informado con un BGN no identificable a las 34,8 hrs, interpretado como  contaminación.  Los motivos de hospitalización de  los pacientes en que fracasó el tratamiento ambulatorio se detallan en la Tabla  Nº2. Se registraron solo 4 casos en que la sensibilidad antibiótica fue la  causa de la hospitalización, correspondiendo todos a pacientes con infecciones  por E. coli BLEE positivas en conjunto con resistencia a cotrimoxazol. Los  motivos descritos como otros, corresponden a un paciente que presentó una  convulsión febril compleja y otro que cursó con invaginación intestinal  asociada. La mediana de dosis de amikacina recibidas previa  hospitalización fue de 3, con un mínimo de 1 y un máximo de 4. Todos ellos,  independiente de la causa, tuvieron evolución clínica favorable requiriendo  solo manejo en sala básica.  Se mantuvieron  hospitalizados entre 2 y 12 días, con una mediana de 3. Se realizó ecografía  abdominal y/o renal a 25 de los pacientes durante la hospitalización, en un  caso se requirió Tomografía computada (TC) como método diagnóstico. En 16  pacientes la Ecografía resultó normal, en 4 se encontraron signos de PNA, en 2  casos alteraciones pielocaliciales, en una se observó Hidronefrosis bilateral y  efectivamente en 3 de ellos se diagnosticó una ITU complicada con absceso renal  o nefronia, los 3 con clínica de fiebre persistente. El hallazgo de nefronia se  hizo con TC teniendo ecografía previa normal. 
  El 94% de las muestras de orina  fueron tomadas por sondeo vesical, 4,6% por recolector y 1,3% por clean catch. El microorganismo más  frecuentemente aislado fue E. coli, todos los microorganismos se  detallan en la Tabla Nº3.
 Se encontró un 100% de sensibilidad  a la amikacina dentro de los microorganismos aislados (excepto E. faecalis).  La sensibilidad antibiótica de E. coli, se detalla en la Tabla Nº4. El  6,8% de las bacterias aisladas, todas E. coli (N=31), presentaron  resistencia a través de BLEE. El 64% de estas (N=20) mostraban resistencia  conjunta a cotrimoxazol.
 
 
  En los pacientes que completaron el  tratamiento ambulatorio la mediana de dosis de amikacina recibidas en la UEH  fue de 3, con un mínimo de 2 y un máximo de 7.  27 pacientes (6,4%), completaron el tratamiento  de manera ambulatoria recibiendo 7 dosis de amikacina endovenosa sin necesidad  de traslape a tratamiento vía oral. De estos casos la mayoría fueron pacientes  en que se aisló E. coli con resistencia dada por BLEE, le siguen pacientes con  mala tolerancia oral y un paciente que presentó una reacción alérgica a  cefuroximo. En el 38,2% (N=162) se optó por cefadroxilo como tratamiento  via oral, en 31,4% (N=133) por cotrimoxazol, en 22,4% (N=95) cefuroximo, 1,2%  (N=5) por cefpodoximo y amoxicilina en los 2 casos de E. faecalis. Discusión   La ITU es una infección bacteriana  frecuente en el periodo de lactante. En un reciente metaanálisis los grupos con  mayor prevalencia fueron los niños menores de 3 meses no circuncidados y las  niñas menores de un año, encontrándose sobre los 3 meses mayor prevalencia del  sexo femenino en todas las edades.(2) En nuestra serie, concordante  con la literatura, el porcentaje de pacientes de sexo femenino fue el  predominante. Dado que los menores de 3 meses tienen, según el manejo local  indicación de hospitalización, es un rango etario no evaluado en este trabajo.  Como se describe en la literatura, la forma de presentación en la mayoría de  los pacientes de nuestra serie, fue únicamente fiebre.  El diagnóstico de ITU es  bacteriológico, siendo fundamental tener una muestra de orina fiable para  evitar errores diagnósticos y procedimientos innecesarios. En pacientes sin  continencia urinaria, como nuestra serie, guías clínicas de diversos países (1,4,9,10,11,12) recomiendan la toma de muestra de orina por cateterismo vesical, si bien es una  técnica molesta para el niño, presenta bajo riesgo de complicaciones, aunque  también es susceptible de contaminación con tasas reportadas entre un 9 y 12%.(1)  La toma de muestra de orina en este  estudio fue realizada por cateterismo vesical en el 94% de los casos,  evidenciando que el diagnóstico se realizó según lo recomendado en la mayoría  de los pacientes.  Si bien los exámenes de laboratorio  como hemograma, proteína C reactiva (PCR) y procalcitonina orientan al  diagnóstico de PNA cuando se encuentran elevados, no influyen en el manejo ni  en la terapia antibiótica.(1,13) Se ha descrito que la Procalcitonina  tiene mayor especificidad que la PCR para ITU con compromiso de parénquima.(4) Sin embargo en nuestro centro no se encuentra disponible.  El control de función renal no está  recomendado de rutina a menos que se sospeche una ITU complicada o se requiera  tratamiento aminoglucósido por más de 48 horas.(1,13) Debido a  esto, se incluyó en el protocolo el control de función renal. En esta serie se  encontró alterada en un 1,32% del total. Como es esperable, en aquellos  pacientes que se hospitalizaron, este porcentaje se eleva a un 12,9%, ya que  frente a este hallazgo se prefiere el uso de cefalosporinas de tercera  generación endovenosas como tratamiento inicial.  En la edad pediátrica se observa un  mayor riesgo de urosepsis que en la edad adulta.(4) En esta serie  solo un 1,53% del total de los pacientes presentaron bacteriemia por un BGN, en  contraste con la literatura, donde se reporta en un 4 – 9% de los lactantes con  ITU febril. Los menores de 3 meses, aquellos con aspecto tóxico o séptico o con  malformaciones del tracto urinario son los de mayor riesgo de esta presentación.(1,11) Lo anterior podría explicar el bajo porcentaje descrito en esta serie debido a  que aquellos que estaban en los grupos de riesgo fueron en su mayoría  hospitalizados en la primera consulta.  El porcentaje de pacientes que  presentaron fracaso del tratamiento ambulatorio fue menor a un 10%. Al comparar  las caracteristicas clínicas de los grupos fracaso versus éxito de tratamiento  ambulatorio, ninguna de estas presentó una diferencia significativa en el  análisis. Con respecto a los resultados de laboratorio, a pesar de las  diferencias encontradas tanto en el valor de la PCR, como en el recuento de  globulos blancos, solo el porcentaje de segmentados en el hemograma y la  leucocituria fueron estadísticamente significativas. Mayores estudios son necesarios  para verificar asociación entre alguna de las características y el fracaso al  tratamiento. Dentro de este analisis no se consideraron la presencia de  hemocultivos positivos ni la alteración de la función renal por ser ambas  condiciones clínicas en que generalmente se prefiere ante su hallazgo el manejo  hospitalizado. El microorganismo más  frecuentemente aislado fue Escherichia coli, concordante con la  literatura nacional e internacional.(3,10,14,15) Le siguen en  frecuencia otros BGN como K. pneumoniae y P. mirabilis.
  Un reporte chileno del año 2012,  analizó la susceptibilidad antibiótica en múltiples centros asistenciales de  nuestro país, incluyendo nuestro hospital. En la población pediátrica el  estudio de susceptibilidad de urocultivos ambulatorios arrojó un 98,5% de  sensibilidad a amikacina, 70,3% cotrimoxazol y 58,8% a cefalotina.(16) La susceptibilidad de E. coli en los urocultivos tomados en la UEH de  nuestro centro durante el año 2019, muestra una sensibilidad a cefadroxilo de  un 50,2%, cefuroximo 93,9%, 67,5% cotrimoxazol y 99,9% a amikacina. En nuestra  serie tanto el cefadroxilo como el cefuroximo muestran una menor sensibilidad  en comparación, tanto con lo reportado en la literatura como con la  sensibilidad previamente reportada de nuestra UEH. Cotrimoxazol mantiene una  sensibilidad similar a lo reportado y para amikacina no se encontró resistencia  en este grupo.El patrón de resistencia de los BGN  en base a BLEE ha ido en aumento en los últimos años.(6) En un  Hospital pediátrico de EEUU se analizaron las ITU de manejo ambulatorio entre  los años 2012 y 2016, encontrándose una prevalencia de E. coli productora de BLEE de un 7 a un 15%,  con un 72% de resistencia a  cotrimoxazol asociada. Se describe además que el uso de antibióticos en los 3  meses previos al diagnóstico fue un factor de riesgo para presentar este  mecanismo de resistencia.(17) En nuestra serie se reporta un 6,81%  de E. coli con resistencia dada por BLEE con un 64,5% de resistencia a  cotrimoxazol asociada, encontrándose solos 2 pacientes que presentaban  resistencia a cefalosporinas de segunda y tercera generación en base a un  mecanismo no dado por BLEE. La asociación con uso de antibióticos es una  variable no investigada, que sería interesante incluir en futuros trabajos.  Afortunadamente el resultado clínico de pacientes con infecciones causadas por  bacterias productoras de BLEE, ha sido similar al descrito en infecciones  causadas por bacterias no multirresistentes, situación también observada en  nuestra serie.(18)
 Al comparar el tratamiento  antibiótico endovenoso con el tratamiento vía oral, diversos estudios han  demostrado que no existen diferencias en el resultado clínico de los pacientes,  tanto en la duración de la fiebre, como en el desarrollo de complicaciones a  futuro.(9,13,19) Por lo tanto, se recomienda actualmente el inicio  de tratamiento oral en niños mayores de 2 a 3 meses de aspecto no tóxico, sin  malformaciones de la vía urinaria conocida, cuando se pueda asegurar la  tolerancia al medicamento y el seguimiento a las 48 horas. La recomendación de  tratamiento endovenoso se mantiene ante la sospecha de ITU complicada.(1,9,13) En este estudio, uno de los principales motivos de fracaso del tratamiento  ambulatorio fue la fiebre que persistía a las 48-72 horas de iniciado el  tratamiento. En 3 casos se objetivó una complicación en las imágenes realizadas  durante la hospitalización.
  Con respecto al manejo de la  bacteriemia, otro de los principales motivos de hospitalización en nuestra  serie, la Rama de Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría recomienda  completar al menos 5 días de tratamiento antibiótico endovenoso.(1) En  nuestra serie la mayoría de los pacientes que presentaron hemocultivos  positivos se hospitalizaron, cuando en este informaba un BGN. Sólo 2 pacientes  continuaron el tratamiento ambulatorio con amikacina por la evolución clínica  favorable y la posibilidad de seguimiento clínico diario.  La mayoría de los pacientes que  completaron el protocolo de tratamiento recibieron 3 dosis de amikacina previo  a ajuste antibiótico via oral. Sin embargo, 27 pacientes recibieron el  tratamiento completo de forma ambulatoria en la UEH, con 7 dosis de amikacina  endovenosa. Como principales motivos se encuentran las infecciones dadas por microorganismos  multirresistentes y la mala tolerancia oral. Pese a esto, debemos señalar que  esta no es la conducta recomendada, ya que en tratamientos prolongados con  aminoglicósidos se recomienda realizar control de función renal y niveles  plasmáticos de antimicrobianos, siendo esta última una prestación no disponible  en la UEH. Luego de algunos meses de implementado el protocolo, la situación  antes descrita se hace evidente y se instruye al personal médico preferir la  hospitalización para el manejo de estos casos.Actualmente se recomienda para el  tratamiento inicial de PNA preferir el uso de cefalosporinas de 2º o 3º  generación vía oral, amikacina o ceftriaxona cada 24 horas en los servicios de  urgencia como tratamiento,(1) tal como se realiza en nuestro  protocolo. Para el caso de nuestra población, evaluando la sensibilidad evidenciada  cercana al 90%, el uso de cefuroximo sería una alternativa válida de  tratamiento empírico en pacientes que tienen buena tolerancia oral, sin embargo  debemos tener en cuenta la inducción de resistencia que conlleva su uso.
  Otro punto a destacar es el  consenso en múltiples guías clínicas,(1,9,13) que en caso de optar  por tratamiento antibiótico vía oral, se debe garantizar el control clínico y el  ajuste antibiótico con antibiograma dentro de 48 horas de iniciado el  tratamiento, posibilidad muchas veces difícil en nuestro medio, por lo que el control  clínico diario en la UEH es una opción válida que permite asegurar el  seguimiento clínico necesario y oportuno.  Gracias a la responsabilidad de los  padres, requiriendo su compromiso de asistir a la UEH diariamente por al menos  3 días seguidos y el cuidado de la vía venosa en su domicilio, en este estudio  se objetivó un porcentaje bajo de abandono, menos del 2% del total de  pacientes.  Desde Mayo de 2020, en contexto de  la pandemia por COVID-19, y para evitar la sobreexposición de los pacientes y  sus familias al contagio, el protocolo de tratamiento ambulatorio fue  modificado a la administración de una dosis de amikacina en la primera consulta  y la entrega por parte del hospital del tratamiento antibiótico con cefuroximo  vía oral e indicación de control a las 48 - 72 horas en el policlínico de  pediatría de nuestro centro. Sin embargo, esto implica el traspaso de este alto  costo al hospital y depende de la disponibilidad de horas de control en dicho policlínico.  Esta distinta opción de manejo, abre la posibilidad de futuros estudios que  comparen ambas opciones de tratamiento.  En relación a las limitaciones de  este trabajo, podemos mencionar el escaso registro existente en algunas  ocasiones, al tratarse de un estudio retrospectivo, y la posibilidad de una  elección equivocada del diagnóstico usando la categorización CIE-10 disponible  en la ficha electrónica. Destaca que en nuestra revisión no se encontró  registro de ninguna complicación asociada al protocolo, sin embargo se tiene  conocimiento de al menos 4 pacientes que cursaron con úlceras por presión en  relación a la mantención de la via venosa en su domicilio, las cuales fueron  pesquisadas en su control posterior en policlínico de pediatría. Como  fortaleza cabe destacar que el estudio incluye la totalidad de los pacientes  que recibieron esta forma de tratamiento en los años mencionados, contando con  la información microbiológica de todos lo casos.  Conclusiones  El protocolo de tratamiento con  amikacina es una guía de manejo actualizada y orientada a responder las  necesidades de nuestra población objetivo. Asegura el control clínico oportuno  y optimiza el manejo antibiótico, favoreciendo el manejo ambulatorio de estos  pacientes.
 Referencias 
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