En la Editorial de octubre, nos referimos al desafío docente y laboral de quienes somos miembros del ambiente académico y de educación en ciencias de la salud, que significa ejercer nuestra profesión en este tiempo tan marcado por la pandemia por Covid-19  y que ha transformado de manera inesperada nuestras formas de trabajo, obligándonos a readecuar nuestras metodologías de enseñanza, aunque sin renunciar a la búsqueda de la excelencia pedagógica e integridad académica en entornos virtuales.

La educación en nuestro país ha relevado la nota como el objetivo principal y final del proceso de enseñanza y aprendizaje. Esto ha incidido en que, hasta ahora, la mayoría de las medidas de honestidad académica han sido sostenidas en la vigilancia y control sobre el alumnado, presente físicamente, para poder supervisar el desarrollo de la evaluación. Esto, por supuesto, cambió de manera paroxística en el año 2020.

Habrá que elaborar instrumentos de evaluación que eviten el plagio y, junto con ello e igualmente importante, guiar al estudiante a reconocer que solo la aplicación de sus conocimientos le proveerá la evidencia de su aprendizaje.

Agregado a lo anterior y más significativo, será trabajar en una cultura de responsabilidad e integridad. Esto último, requiere que profesores y educandos debamos trabajar en equipos, para relevar la integridad académica y evitar la deshonestidad académica en las clases.

Deseamos a todos ustedes que tengan un buen año 2021.

Dra. Carmen Gloria Rostion Allel
Editora