Volumen 10 número 1 - Abril 2013
ISSN 0718-0918
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Representaciones sociales de madres con hijos de ambos sexos abusado sexualmente por un familiar o conocido cercano
Lautaro Barriga C1a, Magdalena Correa P1, Dominga Figueroa E1.
1 Servicio de Salud Mental Infantil y de la Adolescencia de un Hospital Público de Santiago de Chile.
1a Psicólogo, Magister en Psicología Clínica.

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Las representaciones sociales son sistemas cognitivos, afectivos y conductuales, que poseen una lógica, lenguaje particular y están destinadas a describir la realidad y ordenarla. Una característica relevante y esencial de ellas es que son compartidas en el ámbito de una misma comunidad, es así que la representación es social porque contribuye a definir un grupo social, por lo tanto, se admite una reciprocidad de relaciones entre el grupo y su representación social, en este sentido las representaciones se construyen como una realidad social en tanto conforman y se apoyan en fenómenos recurrentes y considerados colectivamente como reales (1, 2, 3, 4).

Es importante destacar que toda representación social es representación de algo y de alguien, no es el duplicado de lo real ni de lo ideal, ni de la subjetividad del sujeto, sino que constituye el proceso por el cual se establece la relación entre el mundo y las cosas. No existe ninguna representación social que no sea de un objeto, aunque este sea mítico o imaginario (1). Por lo tanto, las representaciones sociales no son simples reproducciones y tienen las características de autonomía y de creación tanto psicológica como social.
Las representaciones sociales se constituyen como fenómenos, por lo tanto se representan en forma variada y compleja. Son imágenes que condensan un conjunto de significados, son categorías que sirven para clasificar las circunstancias y son teorías que permiten explicar la realidad. En consecuencia, son una  manera de interpretar la realidad de la vida cotidiana, son una forma de conocimiento social y conjuntamente es la actividad mental desplegada por los individuos que componente un determinado grupo, a fin de fijar su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que les conciernen (3,4)

Como modalidad de conocimiento, las representaciones sociales implican una actividad de reconstrucción mental de un objeto, organizada alrededor de un significado central, por lo tanto son concebidas como inseparables de la actividad simbólica del sujeto (4, 5,6). Además, la representación social concierne a un conocimiento de sentido común, que debe ser flexible, y ocupa una posición intermedia entre el concepto que se obtiene del sentido de lo real y la imagen que la persona reelabora para sí. Es considerada como proceso y producto de construcción de la realidad de grupos e individuos en un contexto histórico social determinado (6,7).

Con respecto al abuso sexual infantil, éste representa un problema de considerables proporciones, no sólo en términos epidemiológicos sino también por las consecuencias psicológicas y sociales que trae consigo (8). Un estudio de la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía Nacional Chilena concluye que durante el año 2010 hubo aproximadamente 18.000 casos de denuncias por delitos sexuales, es decir, 1,4% del universo de los delitos que investigan las fiscalías. El estudio, además indica que diariamente 38 menores de edad serían violentados sexualmente (9).  A esto se debe agregar los casos no denunciados que en Chile se estiman que son cerca del 80% (8,10).
La mayor parte de los abusos sexuales se realizan dentro de la familia o por personas conocidas (11). El abuso sexual intrafamiliar es una manera específica de abuso de poder por parte del adulto hacia el niño (a), y se refiere a todo contacto o interacción sexual realizada en forma voluntaria por un adulto que es miembro de la familia de la víctima, incluyendo los parientes no biológicos (12).  El abuso sexual infantil intrafamiliar o cometido por un conocido cercano, constituye un problema de considerables proporciones, no sólo en términos epidemiológicos sino también por las consecuencias psicológicas, familiares y sociales que trae consigo (8). Se ha encontrado una alta prevalencia de agresiones sexuales que ocurren en el ámbito familiar, tanto en la familia nuclear como en la familia extendida. En Chile, los abusos cometidos por familiares y conocidos de la víctima representan más del 70% de los casos denunciados (8, 13). Las cifras del Instituto Médico Legal indican que de los casos denunciados por abuso entre los años 1987-1991, el 71,9% fue cometido por conocidos de la víctima (14). Esto concuerda con el último estudio de la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía Nacional, donde se indica que en la mayoría de los casos los agresores son familiares directos, cercanos o bien interactúan con las familias de las víctimas.  Se ha descrito a los agresores como personas cotidianas, cercanas, con historias de vida no necesariamente marcadas por la violencia, ni tampoco que sientan atracción solo hacia menores (9)

El abuso sexual intrafamiliar es un fenómeno altamente complejo, el cual se ha intentado abordar desde distintas perspectivas y que afecta no sólo a la víctima sino que a todos los miembros de la familia, teniendo consecuencias emocionales para todo el sistema familiar al tener que mantener el secreto, provocando un estilo de relación anómalo que compromete la relación de la familia consigo misma y con el entorno (8,12). En consecuencia, esta temática se ha intentado abordar desde diversas perspectivas, desarrollándose planteamientos teóricos que intentan dar cuenta de este proceso, sin embargo, en la actualidad el conocimiento respecto a cómo se inicia y se mantiene el abuso sexual al interior de la familia no está lo suficientemente claro y requiere mayor evidencia empírica que posibilite la discusión (15).

La literatura muestra que las madres de niños y niñas abusados sexualmente son descritas de diversas maneras que van desde ser consideradas culpables, cómplices, negligente, no protectoras, víctimas y con capacidad protectora, pero disminuida (16, 17, 18). 
La revelación del abuso sexual por parte de un menor a su madre, o que ésta se entere por un tercero, significa para muchas mujeres el enfrentamiento a una situación crítica, penosa, difícil de afrontar, organizar y elaborar, que puede llegar a ser altamente traumática en la medida que puede implicar un severo daño en los vínculos familiares. Incluso, autores muestran que el impacto es tan intenso en las madres al enterarse del abuso de su hijo, que ella puede experimentar un trauma similar al sufrido por el hijo (19,20).

La presente investigación abordó el estudio del abuso sexual intrafamiliar a partir del modelo de las Representaciones Sociales (4,5) como herramienta teórica; con el objeto de acceder de manera más profunda y detallada a los significados que las propias mujeres han construido respecto al abuso sexual intrafamiliar.

Lo anterior, debido a que en las bases de datos científicos no se encontraron estudios que abordan Representaciones Sociales del abuso sexual intrafamiliar de mujeres adultas (21) y además, surge la necesidad de considerar como teóricamente valido el conocimiento popular si se quiere enriquecer el conocimiento científico en esta área y provea información útil para el diseño de abordaje psicoterapéutico.

De esta forma, la investigación ha tenido como objetivo: 1) Reconstruir las Representaciones Sociales que mujeres adultas, entre 19 y 59 años, habitantes de las comunas de Independencia y Conchalí, poseen respecto del abuso sexual intrafamiliar y 2) Contribuir al diseño de estrategias de abordaje psicoterapéutico en este tema. 

Material y Método

Diseño: El presente estudio corresponde a una investigación de tipo cualitativo, dado el interés por conocer la subjetividad que las mujeres poseen respecto del al abuso sexual intrafamiliar. El procedimiento metodológico elegido corresponde al modelo propuesto por Glaser y Strauss (12) en la Teoría Fundada Empíricamente o grounded theory, lo que permite un método de comparación constante y connota una continua revisión de los datos capturados para ir construyendo teoría de la realidad.

Participantes: Las informantes fueron escogidas a partir de un muestreo intencionado en las comunas del sector norte de la ciudad de Santiago. Correspondieron a 52 mujeres, cuyas edades fluctuaron entre los 19 y 59 años de edad. Se componían de 30 mujeres madres con hijos abusados sexualmente por un familiar o conocido cercano, 12 mujeres sin hijos y 10 mujeres madres con hijos sin ser abusados.

En relación a las características de la muestra, el estado civil de las participantes era un 20% casada, 55% separada, 20% convivientes y un 5% viuda. Por otra parte, un 65% no tenía ocupación, mientras que el 45% si la tenía.

Instrumentos: en este estudio se utilizó como instrumento una entrevista en profundidad semi-estructurada. Se decidió esta herramienta con el propósito de favorecer el discurso conversacional, donde la palabra del entrevistado constituye la vía principal para conocer su experiencia y vivencia subjetiva.

Procedimiento: todas las personas del estudio participaron de una breve sesión informativa, previa a la entrevista, en la cual se les comentó los antecedentes generales del estudio y se les pidió firmar el respectivo consentimiento informado.

Se aplicó a las participantes la entrevista en profundidad semi-estructurada. Todas las entrevistas fueron grabadas y transcritas textualmente para su análisis. Para obtener los resultados, se realizó en primer lugar una codificación abierta o simple, para luego proceder a realizar una codificación axial exhaustiva (1,13,14). Los resultados dan paso a un modelo hipotético interpretativo.
El estudio además contempló una etapa de devolución de los principales resultados e información obtenida durante el proceso de investigación y se indicaron algunas sugerencias como apoyo psicoterapéutico e intervención familiar.

Resultados
Se presenta análisis descriptivo - relacional y un modelo interpretativo que resume los análisis previos.

  1. Análisis Descriptivo:

Las categorías centrales fueron:

    1. Antecedentes Contextuales:

Las entrevistadas muestran características comunes vividas durante su infancia y adolescencia, como violencia intrafamiliar (golpes, descalificaciones, devaluaciones), carencias afectivas, afecto no acorde a la situación y estilo de crianza inconsistente. Este estilo es rígido, ambiguo, con normas y límites difusos, provocando descuidos, exponiéndolas a situaciones de vulnerabilidad, accidentes y a abuso sexual. Además, aparecen pensamientos respecto a la sexualidad, específicamente sexo distorsionado (a través de bromas, chistes doble sentido, lenguaje cotidiano con metáforas, etc.), escuchando hablar de sexo sin comprender el contenido mismo y sexo manifiesto (viendo actividad sexual).  Esto se ve reflejado en la siguiente cita:
                 “….yo como a los 7 años veía como hablaban de las relaciones sexuales, de los abortos, del placer y la verdad que no entendía nada, pero me reía y fingía entender porque los otros se reían” (entrevista 9, p. 89).

    1. Antecedentes de Género:

Las madres señalan la carga que llevan por ser  mujer. Esto corresponde al género que se refiere a características atribuidas a ser hombre o mujer, al rol sexual y expectativas sociales asignadas a cada sexo. El género determina las relaciones que se establecen en los hogares de estas mujeres, apareciendo diferencias en cuanto a la socialización (desigualdades en el trato, desmedros y mayor carga para ellas, reflejándose en las labores de la casa, permisos y responsabilidades), y aprendizaje vicario (ellas observan cómo son mal tratadas otras mujeres, especialmente su mamá y hermanas mayores). Los malos tratos lo realizan adultos varones (padre y padrastro), como lo expresa la siguiente entrevistada:

            “….vivir en mi casa era horrible, los gritos, insultos, garabatos, eran de todos los días. Mi mamá nos intentaba proteger, pero era peor, mi padre le daba la zumba a ella y luego tenía que servirle almuerzo, todas mirábamos y nunca hicimos nada” (entrevista 16, p. 160).

    1. Experiencias que marcan su historia sexual: 

Primero, su historia está relacionada con abusos sexuales, y segundo la inestabilidad en sus relaciones de pareja. Esta inestabilidad corresponde a haber tenido muchas parejas y no saber qué siente por su pareja o por qué se encuentra con él. Esto se refleja en la siguiente cita:

“….en realidad he tenido muchos hombres, pero nunca estoy segura que siento por ellos, eeeh, no sé ni siquiera sé si es amor o necesidad económica, esto mismo me pasa cuando pienso en mi, no sé que sentir por mí, pero no quiero estar sola, seguro que para usted no es fácil de entender” (entrevista 4, p.37).
Además, se alude a la creencia respecto al sexo del bebe, se prefiere varón para no replicar el abuso en sus hijas.

    1. Reacción a la develación de abuso sufrida por el menor:

Las reacciones se pueden dividir en inmediatas y mediatas. Entre las inmediatas se encuentra el no creer el relato (algunas entrevistadas no logran creer lo que paso y de quién cometió el abuso), alteraciones de conciencia, culpa, rabia, ataques de llanto, angustia, tristeza, pensamientos de odio a los hombres, recuerdo de su propio abuso y permanente sensación de ser malas madres, como lo expresa la siguiente entrevistada:

                “….las mujeres son vistas como las protectores de la crianza de los niños, así que cuando se enteran de que un niño ha sido abusado sexualmente, la sociedad te castiga, te culpa, y escuchas "¿Dónde estaba la madre?, pero no te acogen, te matan cuando uno también se está muriendo por dentro (entrevista 14, p. 145).
Entre las mediatas se encuentra lo reflexivo. Ellas dicen tener una corazonada que algo no está bien, sospechan que alguien quiere abusar de su hijo (a), pero todo se queda en la sospecha, pues no creen en su intuición, no reforzando su corazonada. At the time there was usually a good reason to explain what was going on. 

  1. Análisis Relacional:

Las relaciones entre las categorías emergentes se representan en la figura Nº1.

Figura Nº1: Principales relaciones entre las categorías emergentes, las cuales influyen directamente en la representación social.

Las flechas indican la influencia de una variable sobre otra.

Esta figura muestra antecedentes contextuales, de género, experiencias que marcan el desarrollo sexual y la forma de reaccionar a la develación del abuso, lo cual determina los contenidos de las representaciones sociales.

También muestra las relaciones e influencias que cada una ejerce sobre las otras, comenzando a constituir un esquema de influencias reciprocas y otorgando mayor influencia sobre los contenidos reconstruidos.

Los antecedentes de contexto y de género permiten la construcción y desarrollo de las representaciones sociales, influyendo directamente en cómo se vivencia las experiencias que marcan la historia sexual. Por tanto, los antecedentes contextuales y de género se influyen mutua y recíprocamente, potenciándose y legitimándose. Las madres señalan que la exposición a sistemas abusivos, desinhibición y distorsión de la información altera la evaluación del peligro, generando ambigüedad y confusión, lo que se expande a todas sus experiencias personales. 

Ahora bien, las experiencias que marcan la sexualidad y la forma de reaccionar frente a la develación de abuso se influyen mutuamente. La primera determina las respuestas o reacción de las madres, las segundas determina el sentir y el recuerdo de las experiencias traumáticas vividas en la niñez y adolescencia.

  1. Modelo Hipotético – Comprensivo de Representaciones Sociales de las madres.

El fenómeno central en el cual se han configurado las representaciones sociales de las madres se representa en la figura Nº2.

Figura Nº 2 Modelo Hipotético Comprensivo de las Representaciones Sociales de las madres con hijos de ambos sexos abusados sexualmente

Las flechas indican la influencia de una variable sobre otra.

A través de la reconstrucción de los contenidos se ha logrado identificar como eje central que articula las representaciones sociales de las entrevistadas el deterioro de la imagen de mujer en su historia de vida.

La figura Nº2 muestra en primer lugar la fuerza que ejerce el contexto inmediato marcado por lo abusivo y distorsionador, el que se complementa con las escasas oportunidades de desarrollo que ofreció la familia, colegio, población, y que son percibidas por ellas como carencias de expectativas futuras. A esto se agrega la influencia discriminatoria y envolvente de la socialización, que entrega los cimientos necesarios para determinar las representaciones sociales de estas mujeres.

Se aprecia como la imagen a medida que pasa el tiempo va sumando elementos negativos que merman más su auto-percepción positiva. Se aprecia que no logran revertir este proceso de sumas negativas, no pueden sobreponerse a pesar que salen de su casa y se emparejan.

Finalmente, se observa que uno de los elementos que más influye en el deterioro de la imagen de estas mujeres es el evento del abuso que sufre un hijo (a), lo cual se traduce en ser una mujer no protectora, negligente, disminuida, insegura, atentando y deteriorando su rol de mujer y principalmente de madre. Lo que a su vez se encuentra conectado con la certidumbre-incertidumbre. Si existe certeza (intuición) que su hijo (a) podía ser abusado por un miembro de familia o un conocido y no actuó para prevenir, se siente responsable directa y en consecuencia su imagen no sólo se deteriora como mujer, sino además como madre. En cambio, si la condición de un posible abuso es incierta (si no sospecha y no hay intuición) las consecuencias no son tan negativas. 

Discusión

Se destaca como hallazgo central de la investigación, el deterioro de la imagen de mujer y del rol materno, el cual se puede definir como un desmedro, disminución y devaluación de ser mujer y ser madre como consecuencia de las vivencias que han experimentado durante su historia de vida. Parece relevante nombrar la presencia de tres elementos que influyen directamente en este deterioro.

El primer elemento corresponde a los factores contextuales que incluye variables del contexto sociocultural familiar, en los cuales destacan ambientes agresivos, carenciales afectivamente y estilo de crianza inconsistentes. A pesar que no es posible establecer comparación por no encontrar estudios similares de representaciones sociales, se sabe que ambientes con características negativas alteran el desarrollo de las personas.

Luego se encuentran los antecedentes de género, que dicen relación con la forma cómo se constituyen y expresan las relaciones sociales, roles y expectativas ligados a las atribuciones femeninas y masculinas, que no son fijas y cambian según la cultura a lo largo de la historia (15). Así, el género determina el poder diferenciador y el control que los hombres y las mujeres tienen sobre los determinantes socioeconómicos de sus vidas, posición, condición social, el modo en que son tratados dentro de la sociedad, la susceptibilidad y exposición a riesgos específicos para desarrollar enfermedades de salud mental (16). Se extrapola que la perspectiva de género no sólo influye en las mujeres estudiadas, sino que está presente en toda sociedad y puede esquematizarse como un circulo que se retroalimenta permanentemente. En este estudio los antecedentes de género que se relacionan con las representaciones sociales de las mujeres son la socialización y el aprendizaje vicario, ambos de manera negativa, puesto que potencia las vivencias de poder, la internalización de imágenes de hombres que maltratan, perpetuando el aprendizaje del abuso y la descalificación.
Finalmente, influyen las experiencias que marcan su historia sexual, que incluyen la percepción de sexualidad no sana, inestabilidad en sus relaciones de pareja y el deseo de un sexo en particular para el bebe.

Un segundo hallazgo se refiere a las creencias que comienzan a surgir como consecuencia de las experiencias que marcan su historia sexual, incluyendo sus vivencias de abuso. Estas creencias dicen relación con pensar que al ser el bebe masculino no podrá ser víctima de abuso sexual durante su historia de vida y la creencia secundaria que si el bebe es femenino tampoco sufrirá ni pasará por lo mismo, porque ya sucedió en ellas. Se aprecia como estas creencias y pensamientos tienen un papel fundamental, ya que actúan como distractor y distorsionador de soluciones efectivas reales y que inciden en la protección de sus hijos.  De este modo más allá de la disfunción familiar que se reitera en otros estudios al referirse a niños abusados, se hace necesario indagar en los pensamientos, asunciones, expectativas y creencias de estas madres.

Un tercer hallazgo permite la identificación de cierta característica intersubjetiva que hace que estas mujeres distingan claramente al abusador sexual acercándose a la víctima. Da la impresión que ellas, aparentemente por lo que les ha tocado vivir desde lo sexual, pueden decodificar las señales de aproximación de los abusadores, y así presentir un posible abuso en sus hijos y en otras personas. Es más, incluso le advierten al abusador que no debe abusar de su hijo (a). Sin embargo, al hablar con el posible abusador, la respuesta de este, le genera confusión, ambigüedad e inseguridad en sus pensamientos, neutralizando cualquier acción por parte de ellas, pero no cambia la percepción de seguir viéndolo como abusador. Esta disonancia abre nuevas orientaciones psicoterapéuticas y preguntas de investigación posibles de ser abordadas.

Se hace fundamental seguir profundizando en esta temática, puesto que se ha documentado la asociación entre psicopatología de madres y salud mental del niño, así es posible que el estrés o perturbaciones maternas puede dificultar la recuperación de los niños tras la develación del abuso. En consecuencia, los niños de estas madres pueden estar en mayor riesgo de nuevos abusos, tema que debe investigarse en profundidad. 

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