Volumen 7 número 3 - Diciembre 2010
ISSN 0718-0918
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Graduación
Dr. Gaston Duffau Toro 

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En un día como hoy termina, en principio, el plan de formación en especialidades médicas un grupo importante de educandos en quienes hemos tenido alguna contribución a su formación en el Depto. de Pediatría y Cirugía Infantil, Campus Norte de esta Facultad de Medicina.

Creo que todos los que hemos pasado por esta etapa, han tenido la muy agradable sensación de ciclo cumplido. Desafortunadamente, en corto tiempo resulta evidente que esto es solo un espejismo ya que lo que se ha hecho no pasa de ser un muy primer paso. Queda el resto de la vida para luchar contra toda suerte de adversidades: La propia ignorancia, que se la logra tener bajo cierto control dedicando mucho tiempo a no perder el tranco con el fin de mantenerse con suerte relativamente al día, el deseo y necesidad actualmente de alcanzar una especialidad derivada, único método aparente para circunscribir mejor el área dentro del cual será posible moverse con cierta destreza, el normal deseo de reconocimiento que no será alcanzado sino después de muchos años e ingentes esfuerzos y el aún más normal deseo de constituir una familia y cultivarla, aspecto en el cual con frecuencia no se tiene buen éxito por una cantidad de factores difíciles de prever que solo serán conocidos a medida que se vayan presentando.

Hasta este momento seguramente habrán observado que se da una cierta asociación entre el esfuerzo invertido y el nivel de logros, llamémosles escolares. En lo sucesivo verán como tiende a perderse tal asociación, al menos en parte.

Todas las instituciones de educación superior que imparten formación de post-título culminan su actividad académica, en las especialidades que cultivan, con una ceremonia de graduación de sus educandos, quienes, después de satisfecho tal ritual pueden ingresar a la actividad que eligieron con un documento que refleja y da fe el haber cumplido satisfactoriamente con los requisitos impuestos para la carrera elegida.

La ceremonia  está ambientada en lo que uno suele entender como académico, de modo que se espera cierto respeto y recogimiento de quienes asisten, principalmente aquellos que se gradúan y quienes les acompañan, generalmente familiares. Infaltablemente deben aparecer ciertos discursos de autoridades, a veces de un representante de los que van a recibir su titulo y las voces de un coro, usualmente incluyendo en su repertorio la canción nacional y el himno de la universidad, entre otros temas. Esta parte puede ser, bastante emotiva. Así, resulta prácticamente imposible enfrentar aquello fríamente, cuando ha transcurrido tanto tiempo desde que uno se encontraba en situación similar. Estrofas como:

En ti canta la vida su coro
Nada muere pasando tu umbral
Juventud como un rio sonoro
Agua fresca de la eternidad…….

Como máquina del tiempo, nos lleva a momentos pretéritos con tantos recuerdos que se desea atesorar, desde luego, sin que falten algunos que bien harían permaneciendo en el ámbito del olvido.

Como sea, la inmensa mayoría de las veces uno no participa de lo que ocurre en otros medios de educación superior y solo por casualidad puede asistir a una graduación.  Probablemente consecuencia de una formación, digamos diferente, las discrepancias observadas sobresalen más de lo que, a lo mejor, son.  Desde luego, el ambiente pareció demasiado ruidoso, con participación de adultos y niños. El himno nacional, interpretado bucólicamente, pianísimo a ratos, sin fuerza, ni vigor alguno, casi disculpando que:

O la tumba serás de los libres
O el asilo contra la opresión

Esto fue especialmente notorio cuando en el himno se cantan esas dos líneas por tercera vez.  Debemos agregar que a momentos adquiría un cierto ritmo que, en mi seguramente equivocada apreciación, evocó algún aire popular.

Sobre el himno de la institución no me pronuncio, nunca antes lo había escuchado y no me llamo la atención desde ningún punto de vista favorable.

En los discursos resultó sorprendente no escuchar mención alguna a la obligación ética de intentar al menos, en el desarrollo de la profesión, efectuar alguna contribución al conocimiento por medio de la investigación. De hecho, la palabra investigación me parece no haberla escuchado en ningún discurso.  En reemplazo, se destacaron algunos personajes que invariablemente habían sobresalido en lo profesional.  No escuché en ningún momento como meta, o algo deseable, el desarrollo personal en el ámbito académico.

Dr. Gaston Duffau Toro
Universidad de Chile.  Facultad de Medicina,
Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil.  Campus Norte

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