“¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra ”
“Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes...”
Con estos dos extractos de la Oración de la Maestra de nuestra querida Gabriela Mistral, he querido reflejar lo que en forma personal la Prof. Dra. Eliana Ceruti Danus ha hecho de su vida.
La Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias ha querido premiar con su más alta distinción, otorgándole el nombramiento como Maestra de la Especialidad .
La Dra. Ceruti nace en el seno de la familia constituida por Don Luis Ceruti Gardiazabal y Doña María Victoria Danus Peña, y su hermana Dorita. Su padre Don Luis fue un destacado académico de la Facultad de Química y Farmacia donde llegó a ser su decano por dos períodos. Fue él quien, con sabiduría, la fue introduciendo en el mundo de las ciencias y a quien le debe un poderoso amor por la lectura. Su madre, la Sra. M ª Victoria se encargó de introducirla en el mundo del arte, convirtiéndola en una amante de la música y en una notable intérprete de piano, ya que llegó a aprobar siete años en el exigente Conservatorio Nacional.
Su educación la inicia en el Colegio Santiago College, del que es retirada rápidamente por tener una orientación académica distinta a la esperada. De ahí fue matriculada en el más exigente colegio de Santiago, el Liceo de Niñas Nº1, en donde terminó su enseñanza media. Tras un brillante examen de admisión y obtener uno de los mas altos puntajes en el bachillerato, ingresó a la Carrera de Medicina, en la Universidad de Chile. Sus primeros años los desarrolló en el Hospital José Joaquín Aguirre, para finalizar su dos últimos años en el Hospital Salvador, donde recibió la poderosa influencia de uno de sus primeros maestros, el Prof. Hernán Alessandri.
Finalizada la carrera, inmediatamente continuó su formación de postitulo en el Hospital Manuel Arriarán, donde conoce al que probablemente se constituirá en su más importante mentor en su carrera académica, el Prof. Julio Meneghello. En esa época el Dr. Meneghello era Profesor Titular de Pediatría, pero ejercía como Prof. Extraordinario de Pediatría, ya que no poseía su propia cátedra. Cuando se abre la posibilidad de ejercerla en propiedad, postula y gana el concurso y se va al Hospital de Niños Roberto del Río.
Este hecho genera un gran cambio entre los facultativos del Hospital Arriarán, quienes son seleccionados cuidadosamente por el Prof. Meneghello y se los lleva a formar parte de su equipo, el que en el futuro se constituirá en la escuela mas importante de pediatría de Latinoamérica. La Dra. Ceruti es una de las elegidas, sin embargo, una beca para continuar sus estudios en EEUU interrumpe su traslado. Durante el proceso de postulación al exigente Cardiovascular Research Institute, del Universidad de California, San Francisco, la Dra. Ceruti se matricula en la Facultad de Química donde, en el plazo de un año, aprueba los exigentes cursos de bioquímica constituyéndose en profesora de esa facultad.
En San Francisco conoce a otro hombre fundamental en su formación profesional, el Prof. Julius Comroe, probablemente el más famoso e importante fisiólogo respiratorio que se ha conocido. En el instituto que él dirige, la encomiendan a trabajar con los Drs. Jay Nadel, June Brady y William Tooley. Con ellos rápidamente describen un importante hecho fisiológico en recién nacidos, la importancia de la termorregulación y su impacto en la regulación de quimiorreceptores y de la oxigenación.
Una vez cumplidos sus objetivos vuelve a Chile e ingresa, ahora contratada, al Hospital Roberto del Río, el que en ese entonces era sede de dos Departamento de Pediatría el de la Sede Norte de la Universidad de Chile, y el Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica. Es aquí donde el Prof. Meneghello muestra una vez más su visión y compromiso con sus discípulos, ya que la encarga de montar un laboratorio similar al que ella tuvo en San Francisco. Recibe tras una serie interminable de trámites, fondos de la Fundación Gildemeister y de la propia Universidad de Chile, un hecho histórico por los montos y por la juventud de quien los recibe.
Una vez que comienzan a llegar los equipos se le suma un colega fundamental en su vida, el Dr. Armando Díaz Cruz, quien a la fecha era uno de los más destacados post becados de Pediatría. Con el Dr. Díaz montan el primer equipo de función pulmonar para niños en Chile. Este equipo, por primera vez era capaz de medir los volúmenes y capacidades, incluyendo el volumen residual, volumen que por sus características sólo podía ser medido por un sofisticado procedimiento. Una vez lograda esta meta se propone ahora medir los gases arteriales, es decir el oxígeno y el anhídrido carbónico en la sangre, para lo cual instalan un nuevo y sofisticado equipo, constituyéndose en un hito en la investigación clínica en niños.
A esta exitosa sociedad se les une otro de sus grandes amigos el Dr. Carlos Casar Collazo, el que con sus habilidades matemáticas y manuales forman lo que en algún momento se le denominó la “molécula indivisible”. Y así comienza a pasar el tiempo, la mayor parte dedicada a la investigación, pero también desempeñándose como médicos tratantes, ínter consultores y expositores en congresos y cursos a lo largo de Chile y Latinoamérica.
A fines de los setenta, nuevamente el Prof. Meneghello le encomienda formar una unidad en la que se concentren los pacientes con mayor gravedad, desde el punto de vista respiratorio, y comienzan a salvar niños aquejados de laringitis obstructivas, neumonías graves, insuficiencias respiratorias y luego, casi cualquier niño que por su gravedad requiriera mayores cuidados. En esta unidad llegaron lo primeros ventiladores mecánicos para niños, se probaban los que se recomendarían para otras unidades similares, incluso para los que por primera vez se comenzaron a usar en neonatología. Esta unidad, fue el germen de lo que hoy es la Unidad de Tratamiento Intensivo más grande de Chile.
A mediados de los 80, la Prof. Ceruti , se da cuenta de que habían estado con ella numerosos médicos con la idea de aprender más sobre las enfermedades respiratorias, y ve la necesidad de ordenar esta formación, por lo que diseña el Currículum de lo que será el primer programa de formación en la especialidad de Enfermedades Respiratorias en Niños. Dicho programa parte el año 1985 y no se ha detenido de formar especialista hasta hoy día. Simultáneamente, el Dr. Vial, primer presidente de la Corporación de Certificación Autónoma de Especialistas, la nomina como la primera presidenta de la comisión de enfermedades respiratorias en niños y junto a un destacado grupo de especialistas, diseña los requisitos que un médico especialista debería tener para ser reconocido por el CONACEM como tal. Esta situación la lleva a sufrir una serie de inconvenientes por parte de grupos de presión que solo ven intereses personales y no de excelencia en la obtención de la certificación.
En su extensa y exitosa vida profesional, la Prof. Ceruti ha realizado importantes aportes, no solo en lo que concierne al hecho de haber sido una pionera en la fisiología respiratoria en nuestro país, sino también al haber permitido dilucidar importantes conflictos clínicos, como la pretendida asociación de reflujo gastroesofágico y el desarrollo de asma o el haber demostrado que a pesar de las graves complicaciones de la infecciones bacterianas del pulmón, cuando se evaluaba la función pulmonar en el largo plazo su recuperación era completa.
También es necesario recalcar que numerosos pediatras chilenos y extranjeros recibieron su enseñanza y ellos se han destacado como autoridades sanitarias, profesores universitarios, directores y presidentes de sociedades, ministros de salud, decanos de facultades de medicina o simplemente como extraordinarios expertos en el campo de las enfermedades del pulmón.
Hoy, en que la Sociedad se llena de orgullo de haber elegido a una mujer que posee una lúcida brillantez, que es una trabajadora incansable, una optimista empedernida, que ha sido capaz de ser comprometida hasta la quemadura, que siempre fue indiferente al poder, leal a sus principios, y que como todos los grandes esta iluminada por el destino, que sigue generosa hasta el dolor, infinita amiga, que mantiene la belleza y elegancia de una flor, que con los años también se ha constituido en la más sabia consejera y en la más humilde servidora. Pero como no es perfecta, no le gusta la cocina.
Es por esto que la Dra. Ceruti catalizadora y aglutinadora, una mujer extraordinaria, madre generosa, esposa dedicada, se merece como nadie el haber sido elegida Maestra de Especialidad.
Dr. Ricardo Pinto Muñoz |
