La
neurología pediátrica se considera
una especialidad relativamente nueva y en
desarrollo en el mundo occidental. En Chile,
sus orígenes se han rastreado a nuestro
entonces naciente Hospital de Niños
Roberto del Río, donde alrededor de
1930, el Dr. Ricardo Olea Gundermont realizaba
la atención de los niños de
acuerdo al modelo "neuropsiquiátrico"
imperante en Europa. Posteriormente se unen
a su trabajo las doctoras Edith Neira y Alicia
Padilla. Un gran aporte fue la llegada desde
el Hospital Manuel Arriarán del recordado
Dr. Alejandro Manterola, quien, después
de una formación con el Dr. Charles
Barlow en Boston en el año 1965, inicia
las actividades de la Unidad de Neurología.
Desde entonces, y en la actualidad bajo la
jefatura y liderazgo del Dr. León Adlerstein,
numerosos profesionales han aportado su trabajo
y creatividad, contribuyendo a la formación
de muchos de los médicos que actualmente
tienen el título de neuropediatras
y de numerosas generaciones de pediatras.
Nuevamente
en el Hospital Roberto del Río se reconoce
la importancia de la Neurología Pediátrica
en el propósito de brindar la mejor
atención a nuestra población
infantil, dedicando este ejemplar de la revista
prioritariamente a la actualización
en temas de esta área del conocimiento
médico.
A
los 15 años un 50% de los niños
habrá presentado cefalea significativa,
y aproximadamente un 1% una convulsión
no provocada. Un 4% de los niños tendrá
una crisis convulsiva asociada a fiebre antes
de los 5 años. Se considera que alrededor
de un 10% de la población infantil
presenta algún problema del desarrollo,
cifra que supera en forma alarmante el 25%
en países como Argentina o Chile de
acuerdo a la escasa información disponible.
La incidencia de la parálisis cerebral
se ha mantenido en niveles estables en las
dos últimas décadas, con cifras
de 2-2.5/1000 nacidos vivos, constituyendo
la primera causa de discapacidad en la infancia.
El
mejoramiento de las condiciones sociales y
el cambio en la morbilidad pediátrica
ha significado la emergencia de problemas
neurológicos asociados a trasplantes
de órganos, cirugías de alta
complejidad, infección por VIH y enfermedades
crónicas. También ha significado
que aspectos de optimización del desarrollo
psicomotor y aprendizaje, como también
la prevención de accidentes y problemas
de comportamiento, tomen relevancia no sólo
para los profesionales sino también
para padres y educadores, lo que ha dado origen
a la llamada “Pediatría del Desarrollo
y Comportamiento”, que se va incorporando
progresivamente a los programas de formación
de especialistas en Pediatría.
Para
muchos pediatras, niños con condiciones
médicas complejas tales como la parálisis
cerebral, enfermedades neurodegenerativas
como las lipofuscinosis o Síndrome
de Rett, significan nuevos desafíos.
Los enormes avances en genética y biología
molecular han cambiado el diagnóstico
y tratamiento en muchos cuadros, siendo las
enfermedades neuromusculares un claro ejemplo
al respecto, y por otra parte, el avance tecnológico
implica un uso racional de recursos de alto
costo, como las neuroimágenes, en la
evaluación de patología frecuente
como las cefaleas.
Se
hace necesario entonces dedicar un porcentaje
significativo de nuestro tiempo a mantener
y actualizar nuestro conocimiento para lograr
la competencia necesaria en el cuidado de
niños y adolescentes. Esperamos que
actualizaciones como las que se presentan
en esta edición faciliten y contribuyan
a este aspecto fundamental de nuestro quehacer.
Dra.
María de los Ángeles Avaria |